La
Campaña de 1909 puso de manifiesto la escasa preparación de Melilla para
atender a las necesidades sanitarias de
una operaciones militares de gran alcance. Durante aquella hubo que improvisar
hospitales aprovechando instalaciones de
los cuarteles sin ocupar, habilitando hospitales provisionales como el del Buen
Acuerdo, e incluso recurriendo a locales destinados a otros usos como el Casino
Militar o la iglesia del Pueblo.
Finalizando la
campaña se procedió a la instalación de un nuevo hospital de carácter
permanente, para lo que se eligió una zona, cercana al fortín de Triana, en la que el terreno tenía una caída natural
hacia el mar , facilitando de esta forma la evacuación de aguas residuales.
El proyecto corrió a
cargo del capitán de Ingenieros Droctoveo Castañón, y en enero de 1910 se
comenzaron a instalar en el lugar elegido, sobre cimientos de mampostería, 16 barracones tipo Docker (construidos en
Hamburgo), teniendo cada barracón una capacidad para 20 camas. De los
barracones, 10 fueron destinados a recepción de enfermos y el resto se dejó
para clínicas , oficinas y otras dependencias.
El día 14 de marzo
recibió el hospital los primeros enfermos procedentes del cercano hospital provisional de infecciosos,
organizado en 1909 en lo que sería el fondak de Asmani. La farmacia se instaló
ocho días más tarde. Posteriormente se recibieron 14 barracones tipo Hospitalier, de la misma
capacidad, con los que se amplió el hospital
hacia la zona de Alfonso XIII, alcanzando una capacidad para 380
heridos.
Los barracones
Docker y Hospitalier se organizaron en cuatro clínicas, correspondiendo a cada
una cinco pabellones. Al desmontarse, en enero de 1913, el hospital del Buen
Acuerdo, instalado en el barrio central, los barracones se agregaron al Docker.
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