Don Venancio Hernández Fernández, Comandante General de Melilla entre el 29 de septiembre de 1899 y el 7 de agosto de 1904, fue el creador del magnífico parque que lleva su nombre. Al poco tiempo de tomar posesión de su cargo puso en marcha una iniciativa para la formación de un parque forestal que diera un color alternativo a la nueva ciudad que se creaba en el llano.
En Junta celebrada por el peculiar órgano municipal el día 15 de mayo de 1902, y con el fin de que la arboleda en formación conservara el nombre del general, se dio el nombre de Paseo Hernández al que transcurría a lo largo del parque. En la misma junta, y como manifestación permanente de recuerdo, se acordó levantar una columna conmemorativa.
Tres días más tarde, fecha coincidente con la de la mayoría de edad del Rey Alfonso XIII, se inaugura el acogedor lugar, con el nombre definitivo de Parque Hernández.
En Junta celebrada por el peculiar órgano municipal el día 15 de mayo de 1902, y con el fin de que la arboleda en formación conservara el nombre del general, se dio el nombre de Paseo Hernández al que transcurría a lo largo del parque. En la misma junta, y como manifestación permanente de recuerdo, se acordó levantar una columna conmemorativa.
Tres días más tarde, fecha coincidente con la de la mayoría de edad del Rey Alfonso XIII, se inaugura el acogedor lugar, con el nombre definitivo de Parque Hernández.
Columna Hernández, proyecto (1908)
La idea de la columna arriba apuntada, olvidada durante un tiempo, es retomada, en sesión de la Junta del 18 de enero de 1904, en la que el Coronel de Artillería, Conde de la Torre Alta, vocal de la misma, insiste en la propuesta anterior de levantar una columna, propuesta que es aprobada por unanimidad. Se elaboraron dos proyectos; uno por importe de 21.100 pesetas, que fue desechado por ser demasiado alto; otro más, hecho en el mes de mayo siguiente, fue también apartado por motivos similares.
El general Hernández falleció en Melilla el 7 de agosto de 1904 sin que la idea inicial de columna conmemorativa se llevara adelante. Nada raro en la Melilla de entonces, donde propuestas similares solían dormir en los cajones oficiales. La escasez de medios económicos obligaba a dejar latentes proyectos inicialmente asumidos con interés e incluso con entusiasmo.
Precisamente con motivo del fallecimiento del general El Telegrama del Rif asume la iniciativa de elevar un sencillo monumento dedicado a D. Venancio Hernández, secundado aquella por el entonces secretario de la Junta de Arbitrios, el abogado Manuel Ferrer. Para ello se abre una suscripción entre la población y la guarnición, comenzando a llegar donativos de todos los colectivos sociales, incluida la tropa. Ante tal iniciativa, y con la presión interna del vocal Coronel de Artillería, la Junta se ve obligada a adherirse a la misma.
Algo más tarde, entrado el año siguiente, se crea la primera sociedad deportiva de Melilla, impulsada por Antonio Pezzi de Luque, el llamado Melilla Sporting Club, para la práctica de deportes tan novedosos como el lawn tennis y el skating, para el común tenis y patinaje. Se les concedió una parte de terreno cercano a la rotonda del parque, precisamente donde se pensaba situar el monumento. Lo cierto es que el club deportivo tuvo una vida muy corta y, por otra parte, difícilmente hubiese podido sobrevivir tras la terrible inundación del 29 de septiembre de 1906 que arrasó el Parque Hernández. Habría que esperar hasta nueve años más tarde para que varios componentes de la familia Salama introdujeran definitivamente el tenis en la ciudad.
El general Hernández falleció en Melilla el 7 de agosto de 1904 sin que la idea inicial de columna conmemorativa se llevara adelante. Nada raro en la Melilla de entonces, donde propuestas similares solían dormir en los cajones oficiales. La escasez de medios económicos obligaba a dejar latentes proyectos inicialmente asumidos con interés e incluso con entusiasmo.
Precisamente con motivo del fallecimiento del general El Telegrama del Rif asume la iniciativa de elevar un sencillo monumento dedicado a D. Venancio Hernández, secundado aquella por el entonces secretario de la Junta de Arbitrios, el abogado Manuel Ferrer. Para ello se abre una suscripción entre la población y la guarnición, comenzando a llegar donativos de todos los colectivos sociales, incluida la tropa. Ante tal iniciativa, y con la presión interna del vocal Coronel de Artillería, la Junta se ve obligada a adherirse a la misma.
Algo más tarde, entrado el año siguiente, se crea la primera sociedad deportiva de Melilla, impulsada por Antonio Pezzi de Luque, el llamado Melilla Sporting Club, para la práctica de deportes tan novedosos como el lawn tennis y el skating, para el común tenis y patinaje. Se les concedió una parte de terreno cercano a la rotonda del parque, precisamente donde se pensaba situar el monumento. Lo cierto es que el club deportivo tuvo una vida muy corta y, por otra parte, difícilmente hubiese podido sobrevivir tras la terrible inundación del 29 de septiembre de 1906 que arrasó el Parque Hernández. Habría que esperar hasta nueve años más tarde para que varios componentes de la familia Salama introdujeran definitivamente el tenis en la ciudad.
Columna Hernández (1912)
La suscripción abierta por el diario local tuvo el resultado previsto. Con una población tan pequeña de la que su mayor parte estaba compuesta de gente muy humilde, la recaudación fue insuficiente. A fines de 1908, cuatro años más tarde, solamente se habían recaudado 1.500 pesetas, cantidad que había sido ingresada en la caja del órgano municipal a lo largo el periodo.
La Junta, en el mes de diciembre, tomó la decisión de dejar al Telegrama de Melilla el protagonismo de llevar a cabo la idea del monumento, comprometiéndose a aportar los fondos necesarios para completar el proyecto.
Con aquel corto fondo el diario local se limitó a adquirir una columna de hierro de 8 metros de altura, que llevaba una dedicatoria al General Hernández, columna fundida en los talleres de Antonio Herrero de Málaga. Se creyó conveniente colocarla sobre una escalinata de mármol rojo y rodearla de una pequeña columnata unida por cadenas, tal como puede verse en una de las fotografías adjuntas. Fue situada en el lugar que ocupó el Melilla Sporting Club, en la zona que desde entonces llevaría el nombre de Glorieta Hernández.
Fue inaugurada el 17 de abril de 1909, siete años después de que naciera la primera iniciativa.
La Junta, en el mes de diciembre, tomó la decisión de dejar al Telegrama de Melilla el protagonismo de llevar a cabo la idea del monumento, comprometiéndose a aportar los fondos necesarios para completar el proyecto.
Con aquel corto fondo el diario local se limitó a adquirir una columna de hierro de 8 metros de altura, que llevaba una dedicatoria al General Hernández, columna fundida en los talleres de Antonio Herrero de Málaga. Se creyó conveniente colocarla sobre una escalinata de mármol rojo y rodearla de una pequeña columnata unida por cadenas, tal como puede verse en una de las fotografías adjuntas. Fue situada en el lugar que ocupó el Melilla Sporting Club, en la zona que desde entonces llevaría el nombre de Glorieta Hernández.
Fue inaugurada el 17 de abril de 1909, siete años después de que naciera la primera iniciativa.
Columna Hernández (2011)
No hay comentarios:
Publicar un comentario