lunes, 11 de julio de 2011

PLAZA DE TOROS DEL RIO

Hasta finales del siglo XIX no tuvo Melilla población  con densidad suficiente como para demandar la organización de espectáculos taurinos  con carácter permanente en la ciudad. Durante aquel siglo, y esporádicamente, se celebraban algunos festejos que solamente con muy buena voluntad podríamos llamar corridas de toros. El improvisado  e insignificante coso taurino se hallaba en el llamado barrio de la Alcazaba, al pie de la batería del Rosario. Cuando en 1918 se dieron nombres a la calles del modesto y popular barrio, una de ellas se llamó De los Toros, en recuerdo de aquel.


Tras la guerra de Margallo, el rápido crecimiento de la población, la mayoría procedente del sur español, donde los toros formaban parte del paisaje cotidiano,  hizo que al coro de voces que demandaban la celebración en Melilla de la llamada fiesta nacional fuera creciendo, hasta que la petición fue recogida por Junta de Arbitrios, el peculiar y sin par órgano municipal melillense, quien dio la autorización pertinente.


El proyecto y ejecución de la plaza, a levantar al otro lado del río, en lo que entonces era campo de instrucción,  fue encomendado al capitán de Ingenieros Julio Carande, quien se puso manos a la obra, actuando por cuenta del representante de la empresa local concesionaria, Mariano Fernández Batanero, industrial carnicero llegado a Melilla con ocasión de la guerra mencionada.  Propuso el capitán  una plaza compuesta de dos cuerpos, uno de mampostería y otro de madera de muy simple estructura, y con un  coste de 35.000 pesetas. El francés René-Leclerc, de paso por Melilla en agosto de 1904, decía que la plaza de toros presentaba “buen aspecto”, una de las pocas cosas positivas que vio en la ciudad, con la que se mostró muy crítico e incluso insultante.(Le Maroc septentrional. Souvenirs…1904)

 Plaza de toros del río, inauguración (1902)



Las obras fueron aligeradas, trabajándose día y noche para ser inaugurada en la fecha prevista, el 18 de mayo de 1902, día en que en Melilla se celebraban las fiestas de coronación del Rey Alfonso XIII.

Hay que reconocer que, desde aquella fecha, y salvo raras ocasiones, los festejos taurinos no destacaron precisamente por su calidad. Toreros de muy modesta condición, en algún caso, incluso, soldados de la guarnición, fueron los protagonistas de la fiesta. Hasta su desaparición el coso fue utilizado en numerosas ocasiones para servicios muy alejados de su propósito original.


Un año más tarde, el 13 de abril de 1903, fueron alojados en la plaza la mayor parte de las 600 personas, entre  áskaris y mujeres, que formaban parte de la mehalla del Sultán Abdelaziz , al mando del Amrani , llegado a la zona para combatir al Roghi, y que fueron desalojados, con el Bachir al frente, tras la explosión de una mina, de la alcazaba de Farhana, cuyos tristes restos aún son visibles en el lugar.

Plaza de toros (1904)


La plaza de toros fue pasando por manos de gentes voluntariosas que pretendían mantener el calor taurino en la ciudad, con escasa suerte.


Uno de ellos, Pedro Sanabra, antiguo soldado de la guarnición y funcionario de la Junta de Arbitrios, se desplazaba incluso a la Península, en 1904,  con el fin de buscar toros para la fiesta. Al año siguiente era Pedro Fernández Batanero, recientemente llegado de Málaga, e industrial carnicero  como su hermano, era quien traía toros de Tánger para las corridas; poco más tarde  salía la plaza a concurso para su arriendo , por la modesta suma de 2.000 pesetas de salida. Al año siguiente se ponía en venta, siendo adquirida, en 16.000 pesetas, por el industrial almeriense Juan Saenz, que pretendía convertir la plaza en almacenes de cara al comercio con las kabilas vecinas. Aparecen voces en la ciudad aconsejando a la Junta de Arbitrios su adquisición y conversión en fondak con el mismo destino. Finamente, en julio de 1907,  fue adquirida por la Compañía del Norte Africano que, no sabiendo que hacer con ella, propuso su derribo a principios de 1909.

 Plaza de toros, ubicación (1909)



Por aquel  tiempo José Ferrín, P. Pillo, el popular periodista, escribía, incisivo, sus Cositas en  El Telegrama:

…esa plaza

Por la cual tantos maletas

Han cruzado, para escarnio

De la taurómaca fiesta



Iniciada la campaña de 1909, la plaza se destina a acuartelamiento del escuadrón de Lusitania, siendo seguido al año siguiente por el 10º Montado de Artillería , y en 1912 por  una unidad de caballería que la destinó a picadero, función que siguió desempeñando aun  cuando ya el coso presentaba señales evidentes de ruina.
Se demolió el 4 de mayo de 1917.

  Plaza de toros, ubicación (1913)

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