La caseta que se observa a la izquierda de la fotografía adjunta, al pie de la Florentina, fue un elemento persistente en numerosas fotografías del puerto de Melilla durante casi una década.
Destiladoras de Florentina (1912)
A fines del mes de julio de 1909, iniciada la campaña de aquel año, y a medida que llegaban unidades militares a Melilla, la ciudad se encontró con un grave problema de abastecimiento de agua al tener que atender a las necesidades de un nutrido ejército expedicionario.
Ya con anterioridad a esta campaña se había suscitado este problema con el progresivo aumento de la población. A fines del siglo anterior, y con el fin de incrementar el caudal, se había ensayado, en el pozo de la plaza de Armas y con deficiente resultado, un sistema de elevación de agua por medio de un artilugio movido por viento.
En agosto de 1900 se colocó, en el mismo lugar, una máquina (bombillo) que, por medio de un grupo electrógeno, extraía 1.000 litros por minuto mejorando el rendimiento anterior, y con los que se surtía de agua al barrio antiguo y Mantelete.
Con barrios en continuo crecimiento, abastecidos por pozos improvisados, con ninguna garantía de salubridad, y en los barrios más alejados, por la llamada fuente del Bombillo, que extraía su agua con un motor del que tomaba su nombre, las necesidad del líquido se hacía cada día más urgente. Lejos quedaban los tiempos de Conti y Santillana, en que se decía que el agua era abundante en Melilla.
En marzo de 1907, el general Chacel ordenó al ingeniero de la Junta de Arbitrios capitán Redondo Ballester, estudiara un proyecto de abastecimiento de agua a tomar de manantiales situados en los límites, sin resultado alguno.
En ese mismo año, el general Serrano encarga al ingeniero de la Junta del Puerto, Manuel Becerra, un nuevo proyecto para extraer el agua del cauce del río de Oro, con el que se pensaba se llevaría el agua a todos los barrios excepto al Pueblo, proyecto también sin ejecución.
Destiladoras de Florentina (1909) , situación (A)
En este punto encuentra a la ciudad el inicio de la mencionada campaña.
El suministro de agua a las fuerzas militares se hacía aprovechando los pozos existentes en el territorio, fundamentalmente el del llamado Huerto de las Cañas, situado en el actual barrio del Tesorillo, de donde se surtían los aljibes y carricubas de Administración Militar; las unidades situadas dentro de Melilla, aprovechaban el resto de los pozos y fuentes, como el mencionado Bombillo, y los pozos del barrio obrero, zoco, Hipódromo y Lavaderos, todos ellos con agua de mediocre calidad. En el territorio vecino, las unidades intervinientes utilizaban el agua aportada por los convoyes de Administración Militar y, con el tiempo, los pozos que los ingenieros militares iban abriendo sobre el terreno.
El Ministerio de la Guerra, preocupado por las campañas de prensa relacionadas con la sed de los soldados, y pese a las manifestaciones contrarias del general Marina, ordenó la adquisición de destiladoras por el Cuerpo de Administración Militar (hoy Intendencia), y el día 30 de agosto de ese mismo año llegaban a Melilla, en el Cataluña, tres grupos, a dos destiladoras por grupo.
Destiladora de Florentina, sección
Se colocaron, dos en el Hipódromo, dos en la zona de San Lorenzo, cercanas el muelle provisional y las dos últimas, al pie de la Florentina, al final del muelle militar. Estas últimas son las que se ven en la foto.
En la adquisición de las destiladoras no se tuvo en cuenta el coste de su funcionamiento, tanto el de instalación como el de consumo de carbón, que el capitán Gallego (La campaña…1909), de Ingenieros, contrario a su utilización, estimaba en media tonelada de carbón por cada tonelada de agua destilada, para una producción de 60.000 litros en 24 horas de funcionamiento. Su compañero de Arma, Francisco Carcaño, por el contrario, pensaba, en marzo de 1910 (El Telegrama del Rif), cuando todavía no habían entrado en funcionamiento las destiladoras, que su uso era muy conveniente, estimando que con una tonelada de carbón se conseguirían 10.000 litros de agua destilada.
La campaña terminó y los grupos de destiladoras, de las que el Parque de Suministros de hizo cargo el 14 de julio de 1910, no llegaron a ponerse en marcha, pues muchas de las unidades expedicionarias fueron sucesivamente evacuadas hacia la Península, y buena parte del resto quedaron distribuidas por la zona, donde los ingenieros militares hicieron captaciones de agua que aliviaron algo los trabajosos convoyes de suministro.
Las destiladoras de Florentina continuaron en el lugar, formando parte del paisaje, hasta agosto de 1918 en que fueron desmontadas.
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