Entre los acontecimientos que mayor expectación han suscitado en Melilla a lo largo de su historia están las tres visitas que el Rey Alfonso XIII hizo a la ciudad durante su reinado.
Este mes se cumple el centenario de la segunda y, según parece, se han puesto en marcha algunas iniciativas conducentes a rememorar tan especial efeméride.
Días antes de la llegada del monarca la ciudad entera se movilizó para que don Alfonso encontrara en Melilla el ambiente que se esperaba para una visita real.
Alfonso XIII (1911)
La ciudad no estaba preparada para dar alojamiento a la numerosa comitiva que acompañaba a Rey en su viaje, entre la que se encontraba el Presidente del Consejo de Ministros Sr. Canalejas. Solamente los hoteles Colón, De France y Reina Victoria ofrecían sus modestas instalaciones a los visitantes. El primero, situado en el barrio del Polígono, y que hoy aun muestra su estructura similar a la original, fue fundado por José Torres Pubill en 1894 con el nombre de Hotel Asia. El segundo, lo fue por su viuda, en agosto de 1909, en plena guerra del Rif, en la calle General Marina, que entonces se llamaba carretera del Buen Acuerdo, y el tercero, cuya exterior puede verse hoy sin cambios destacables, situado en pleno barrio central, se inauguró en octubre de 1908, precisamente en el mismo lugar donde, en una tienda de campaña y durante la guerra de Margallo, se había instalado un restaurante, el primero de Melilla. Aunque este último hotel era considerado por Ruiz Albéniz como “linajudo”, los tres centros hosteleros ofrecían un ambiente interior aceptable pero no lo suficiente, en capacidad y confort, como para alojar a tan ilustres personajes y su séquito.
La alternativa fue, curiosamente, más modesta, pero muy acorde con la personalidad de Alfonso XIII que, como es sabido, tenía gran predilección por todo lo relacionado con lo militar.
El Regimiento Mixto de Artillería, que por aquella época estaba de guarnición en Melilla, se había creado por R.O. de uno de julio de 1910, y por otra R.O. de 29 de octubre del mismo año se dispuso que como acuartelamiento para la unidad se utilizara la zona inmediata al fuerte llamado precisamente de Alfonso XIII. Desde el mes de noviembre siguiente se comenzaron a levantar los nuevos barracones para la tropa, y cuando se anunció la inmediata llegada del Rey ya estaban levantados nueve de aquellos. Siete de estos barracones fueron destinados como alojamiento de Alfonso XIII y resto de personalidades.
Campamento, pabellón real y salón de audiencias (Alzugaray, 1911)
Barracón para personal del séquito
Sección de un barracón
El encargo de adecuar los barracones a su improvisado uso fue el primer teniente de Ingenieros Alzugaray, con destino en la compañía de Zapadores, quien ascendería a capitán justo en el momento en que se acondicionaban aquellos.
Los dos primeros barracones, que pueden verse en uno de los planos del proyecto que se adjuntan, fueron dedicados, uno, a salón del trono, y otro, con el que se comunicaba el anterior por medio de un pasadizo, a alojamiento del Rey y su Jefe de la Casa real. El decorado corrió a cargo de los establecimientos hindúes de Melilla Chanrai y Pohomull Hermanos. Los comerciantes hebreos contribuyeron a decorar una habitación en estilo moruno. Los muebles fueron facilitados por comerciantes y particulares de la ciudad.
El resto de los barracones, cuyo interior estaba dividido por tabiques que separaban las habitaciones y despachos, se destinó al personal acompañante.
El 7 de enero de 1911, descendiendo del yate real Giralda, hacía su entrada Alfonso XIII en Melilla, siendo cumplimentado por el Capitán General García Aldave, por un nutrido grupo de personalidades de la ciudad y de las kabilas cercanas, y un inmenso gentío que se agolpaba en las inmediaciones.
Subida de la comitiva al campamento real
Tras un solemne acto religioso en la iglesia del pueblo, el Rey y su comitiva se dirigieron al campamento real, estando cubierta la carrera, durante todo el trayecto, por tropas de la guarnición, como puede verse en la fotografía adjunta.
Los pabellones del campamento de Alfonso XIII fueron utilizados durante las campañas como hospital, tal como puede observarse en el plano que se adjunta en mi página dedicada a Rogelio Vigil de Quiñones, que prestó sus servicios en el mismo.
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